Este es uno de los posts que más disfruto escribir porque para cerrar el año me gusta escribirle una carta. Siempre leo la que hice el año anterior (Querido 2019) y se ha vuelto una hermosa tradición que me ayuda a acordarme de los mejor y lo más difícil de cada año. Así que, aquí va esta:
Querido 2020:
Ni en mis mejores sueños o pesadillas me imaginaba todo lo que vendría contigo, 2020. Sé que para muchos ha sido de los peores años de sus vidas, en cambio para mí, ha sido de los mejores. Y sé que suena rarísimo y que hay muchas cosas que me duelen que hayan sucedido, pero este año ha sido de los más especiales que he tenido.
Empecemos diciendo que el año estuvo lleno de cambios, cambios que veía venir pero que había ignorado, y cambios en quién soy y en lo que quiero. Comencé el año en Oaxaca, que se robó mi corazón y me llenó la panza de la mejor comida que he probado en mi vida, y terminé el año de regreso en la Ciudad donde crecí, dejando el departamento que me vió vivir sola por primera vez, viendo todos los días a mis personas favoritas (mi familia), cambiandome de carrera y universidad y con muchos planes distintos a los que tenía en mente. Este año devoré libros, me entretuve con mi nuevo negocio de suculentas, nos despedimos de uno de los miembros peludos de nuestra familia, pasé de horas escribiendo por aquí, recibimos a otra integrante peluda en la familia, hice algunas de las cosas que más miedo me dan en el mundo, estuve en mi casa para ver los tabachines desde mi ventana florear, hice un sinfín de experimentos en la cocina, agregué varios atardeceres a mi colección, logré varias cosas de las que no me creía capaz, me fue increiblemente bien en la chamba y pude hacer miles de cosas para seguir reinventándome y aprendiendo sobre quien soy.
También es un año en que he visto mucha gente sufrir. No pude bailar tanto como otros años. No pude hacer los viajes que tenía planeados. No abracé como me hubiera gustado. Tuve que decirle adiós adiós a alguien que sigo queriendo mucho. No vi a las personas con la frecuencia con las que las veía antes. Pero todo esto solo ha traído a mi vida una nueva perspectiva; una nueva manera de replantear mis prioridades y lo que realmente me importa. Una oportunidad para regresar a donde soy feliz, con la gente que me hace feliz y aprender a vivir más lento para que nos duren más los buenos momentos.
Sé que no todo el mundo se siente de la misma manera y es totalmente válido, lo único que deseo es que por lo menos encuentren una razón por la que haya valido la pena vivir este año y con eso para mí es suficiente.
Ya no sé ni qué esperar del 2021 pero no puedo evitar emocionarme.
Con amor,
Mi 2020 en algunas fotos y artículos que escribí:
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