Carta #4 desde Ecuador: Ser sirena en Galápagos y serle fiel a quien eres
- Ana Sofía M.
- hace 1 hora
- 3 Min. de lectura

Estoy en el aeropuerto de Galápagos, a punto de tomar mi vuelo de regreso a Quito.
Han pasado tantas cosas que siento que ni si quiera soy la misma que escribió la carta pasada.
Galápagos fue mágico pero también me dejó exhausta. Me exprimí lo más que pude. Hice lo que quería con todo y que no elegí la mejor época para venir, y aún así siento que fue un destino maravilloso.
Desde que aterricé sentí en el aire un “aquí hay algo que no encuentro en otro lado”, y así fue. Me la pasé viendo animales, sintiendo todas las emociones del mundo. A veces medio sola, a veces demasiado acompañada. Muy feliz, muy frustrada. Mucho frió, mucho sol. Es de esos lugares que te dan todo, y es difícil cuando no sabes recibir. Te enseñan que las expectativas no te sirven para nada y que la capacidad de asombro es la única respuesta para moverte.
Tuve la fortuna compartir Galápagos con algunas personas que hicieron de este lugar algo todavía más especial. Compartimos buceos, cenas, nuestro amor por el mar, risas, la pinche frustración de lidiar con tiendas de buceo, el agua fría, los tiburones que se nos cruzaron.
Con todo y la poca visibilidad logré ver muchos animalitos y mi corazón se queda contento por eso:
Eagle rays (mis favoritas)
Martillos bebes en la playa
2 Tiburones de galápagos.
Varios tiburones de punta blanca
1 tiburones martillo
Miles de lobos marinos
Un sin fin de tortugas verdes
Estrellas de mar de mil colores
Unos delfines saltándooslo junto al ferry
Peces globos gigantes
Piqueros de patas azules
Más de 100 móbulas
Una manta gigante
Así que tengo mucho que agradecer y poco de que quejarme. Ya habrá otra oportunidad para ver muchos martillos y bucear con tiburones.

Estas islas en medio de la nada tienen lo suyo, y fue un sueño haberme traído hasta acá y haberme a animado a hacer ese viaje al Caribe hace un año para sacar mi licencia de buceo hace un año y medio. Jamás me imaginé que esa decision que me aterraba, me llevaría hasta Galápagos porque soy una intensa.
Pero aquí estamos, despidiendonos de estas islas como se debe.
Estoy muy agradecida con las amistades que hice aunque por su puesto que mi corazón se rompió un poquito a la hora de la despedida. Es rarísimo pensar que te vuelves mejor amiga de ciertas personas en tan pocos días, compartes TODO y luego cada quien sigue su camino. Es algo que solo mochilear me ha dado.

Ahora, tengo un GRAN plot twist. Decidí cambiar mi vuelo de regreso. Me quedo una semana más porque siento que todavía cosas pendientes que ver y hacer por aquí así que me voy a dar una semana más para hacerlo.
Ni me reconozco pero me gusta.
Hace meses jamás hubiera sido capaz de tomar esta decision, pero veo lo que viajar me obliga a crecer y me he estirado como liga.
Cambiar se empieza a sentir más natural. Siento una seguridad que nunca antes había experimentado para poder improvisar. Me siento capaz de poder modificar mi vida cuantas veces lo necesite para serle fiel a lo que va sintiendo mi corazón que necesita. Sobre todo porque estos sentimientos, creo yo, que se sienten pocas veces en la vida. Y me quiero asegurar de sentirlo todo.
Me quiero asegurar de que esta vida que elegí, la estoy viendo al máximo, siéndome lo más fiel que puedo, pero sobre todo sabiéndo muy bien lo que quiero.
Por primera vez en mucho tiempo siento que tengo muy claro qué es lo que quiero. Lo tengo enfrente de mí y no voy a soltarlo. Esta vida tal como la tengo ahorita, es lo que quiero.
Así que eso es todo lo que tengo para esta carta que les debía. Me hacía mucha ilusión contarles que Galápagos si es tan mágico como lo cuentan en los libros. Que sus paisajes se sienten como si fueran de otro planeta, pero sobre todo lo que más tenía ganas de escribir es que la vida si te recompensa cuando eliges ir por lo que quieres. Cuando tienes la oportunidad y la tomas. Cuando dejas de posponer. Cuando dejas de esperar que alguien te acompañe. Cuando te eliges a ti.

Galápagos fue la consecuencia de llevar practicando por más de un año y medio, elegirme a mí.
Y maybe ¿ese es el takeaway de esta carta? Que practiquen elegirse a ver en qué lugar increíble terminan. Aunque no sea del otro lado del mundo, pero seguro si en un mejor lugar (incluso mental) que en el que están.
Con amor,
Ana Sofía.

































