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Última carta desde Ecuador: me quedé cuando ya me iba #5

  • Foto del escritor: Ana Sofía M.
    Ana Sofía M.
  • hace 1 día
  • 3 Min. de lectura

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Venía por un mes y terminé quedándome dos. Esto lo escribí antes de subirme al avión de regreso...


No creo tener las palabras correctas para lograr explicar todas las razones por las que quise quedarme más tiempo.


Pero es la primera vez en mucho tiempo que mi mente, mi corazón y mi estómago se sentían bien alineados.


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No fue difícil tomar la decisión de quedarme más tiempo. No lo dudé como otras veces. No sentí el vértigo que luego viene con cambiar. No sentí miedo con esta elección; al contrario, desde el inicio me trajo mucha paz.


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Llevaba mucho tiempo sin sentir esa tranquilidad que Ecuador me regaló en muchos sentidos. Y no porque todo fuera una aventura relajada, sino porque, aún en el caos que viene con viajar, me regaló una confianza en mí misma y en las decisiones que tomo que no me había pasado en otros viajes.


Tomé decisiones que hace algunos años se hubieran sentido como una locura: ¿extender mi viaje dos veces?


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Para mi “yo” del pasado eso era imposible. La incertidumbre me hubiera ahorcado y mi necesidad de tener todo controlado jamás lo hubiera permitido.

Pero esta vez todo fue bien diferente. Mi cuerpo resistió a los cambios de planes con mucha más elegancia de lo que lo creí capaz. Mi mente no sintió que los planes improvisados la sofocaran. Mi estómago podía sentir miedo, pero no lo suficiente como para que renunciáramos a ideas que no teníamos contempladas desde un inicio.


Y creo que ese es el regalo más grande que me dio este país tan precioso y tan incomprendido. Que sufre de la mala reputación de la bacteria que a toda Latinoamérica la tiene enferma: su política.


Es el lugar al que todo mundo le teme, que muchos mochileros se saltan. Y yo siento que aquí lo encontré todo. Me encontré en todos los sentidos.



Tuve a los taytas volcanes, a personas que le dieron mil vueltas a mi corazón, al mar, la selva, bucear, comer delicioso, caminar y caminar, morir de frío y luego de calor, piquetes de mosco y los animales más preciosos que he visto. Atardeceres, conversaciones profundas, amistades que me hicieron sentir como en casa, risas, noches de estrellas, serpientes en la regadera, una dieta basada en Takis Fuego en cada autobús, otros nómadas que también tratan de balancear el viajar y trabajar, muchos idiomas, pero tener todo el día que estar pensando en inglés.


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Tuve la fortuna de tomar más fotos mentales que con mi celular, de pisar arena volcánica y tiznarlo todo de negro. Tuve bioluminiscencia, como si las estrellas se estuvieran esparciendo en la espuma que dejan las olas. Tuve playas y olas para que solo nosotras las nadáramos. Tuve agua fría en el mar y en la regadera, y agua hirviendo en los lugares donde no salía el sol.


Tuve pecas que se me fueron borrando de la cara, pero miles de recuerdos que se quedaron tatuados. Tuve abrazos que se sintieron familiares y despedidas que deseo con todas mis fuerzas que solo sean temporales. Tuve las mayores coincidencias de la vida, como si hubiera algo más grande por ahí sincronizándolo todo.


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Siempre que acabo un viaje así digo lo mismo: no tengo nada más que gratitud. Mi corazón no tiene capacidad para otra cosa que no sea sentir un profundo agradecimiento por las recompensas que vienen con elegir ser valiente y tomar un camino que puede llegar a ser bien incómodo. Gratitud por serle fiel a tus sueños y no dejarlos para después.


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Así que sí, vale mucho la pena visitar Ecuador. Y si alguien quiere consejos de qué hacer y cómo hacerlo, escríbame. Sé que estos viajes parecen bien abrumadores, pero ya que estás ahí te das cuenta de que es mucho menos complicado de lo que parece y que hay tantos lugares maravillosos que nuestros ojos merecen ver.


Los lugares que me abrazaron en este viaje por Ecuador y de los que puedo compartirles recomendaciones:

  • Cuenca

  • Quito

  • Riobamba (para subir el Chimborazo)

  • Cotopaxi

  • Mompiche

  • Galápagos (Tres islas habitables)

  • El Amazonas

  • Baños


Y para quien no leyó el resto de las cartas de este viaje, las encuentran aquí.


Con amor,


 
 
 

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