Carta #12 desde el Perú: Soy mala para las despedidas y no me había dado cuenta.
- Ana Sofía M.
- hace 6 días
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Soy mala para las despedidas y no me había dado cuenta.
Se acaba mi tiempo en Perú igual que la temporada de ballenas jorobadas. Es como si ambas tuviéramos que movernos a otros mundos, antes de que terminemos de quedarnos cómodas en donde estamos.
Me cuesta trabajo entender que hay cosas hermosas que tienen fecha de caducidad, y empiezo a vivir el duelo incluso antes de que se acabe.
Lo que me pasa es que cada vez que vivo una experiencia o una temporada increíble, siento que se bloquea un poco de mi memoria esos días que viví. Es como si fuera tan hermoso que me duele recordarlo, así que mi cerebro prefiere no hacerlo. Hasta que me convenzo a mí misma de que se me olvidó, o mi memoria poco a poco se vuelve borrosa y entonces verdaderamente voy olvidando coas. Pero para eso me gustan mis fotos. Son mis memorias gráficas.
Ahora, la realidad es que pasan meses o años antes de que me atreva a regresar en el tiempo y abrir el carrete de fotos. Cuando por fin lo hago, revivo miles de momentos que se me habían olvidado. Y justamente se me olvidaron porque dolía mucho recordar lo bonitos que fueron.
No sé. Así funciona mi mente.
No es lo ideal ni una recomendación, solo es como he funcionado durante tantos años.
También por eso escribo, y siempre anoto en mi journal, el lugar desde donde estoy escribiendo junto a la fecha. Así es como puedo viajar en el tiempo y acordarme de cómo me sentía. Y es algo que solo yo voy a entender, porque no importa qué tan bien le cuente la historia a alguien, nunca voy a alcanzar a contarlo todo.
Tendría que regresar a todas las vidas que siento que he vivido en los últimos años, todas las personas que he conocido, todos los idiomas que he escuchado, todas las veces que me he tenido que presentar y decir: “Mi nombre es Ana Sofía, soy de México”. Para nadie más va a significar lo mismo que significó para mí.
Lo mismo me ha pasado con la gente que tiene un lugar especial en mi corazón, pero con la que estoy tan lejos que a veces me da terror pensar que nunca más en la vida volveremos a coincidir. No puedo regresar a ver las fotos de mi intercambio porque me da miedo pensar que tal vez no vuelva a ver a esas amistades con las que compartí todos los días durante seis meses.
Me da cosa pensar que esas personas que conocí en un viaje y con las que compartí habitación en un hostal por semanas, tal vez nunca volvamos a estar en el mismo continente.
O incluso con quienes crecimos juntos, pero la vida nos ha llevado por caminos muy distintos. ¿Será que nunca volveremos a vivir en la misma ciudad?
Esos adiós me cuestan mucho, sobre todo cuando se trata de dejar irte con todo el amor en la mochila, sin querer que se acabe algo.
Así me he dado cuenta de que no soy buena para las despedidas, pero pensar que las cosas van a quedarse así para siempre es poco realista, y me tengo que obligar a regresar.
Hay un trabajo al que tengo que regresar, una vida que me está esperando en otro lado, más aventuras que quiero completar, cuentas que pagar, y todo eso solo trabajando: todo lo que es el mundo real y no solo vivir en la fantasía.
Pero este adiós es diferente. Aquí me di la oportunidad de trabajar lejos de la computadora, de usar mi cuerpo y mis ojos todos los días para algo que no tiene que ver con el mundo digital.
Por eso este adiós es diferente, porque es una etapa distinta. Porque en poco tiempo me sentí muy en casa, pero aquí no ha terminado la aventura. Vendrán cosas nuevas y seguramente otras despedidas que seguirán doliendo proporcional a lo hermoso que ha sido vivirlo.
Con amor,
Y btw, aquí les dejo algo más que escribí en mi Substack, que por ahí subo más cositas en tiempo real y fotografías. (como lo que antes era Twitter)
El pelo se me hizo más claro
Por fin logré broncearme
Me inundan las pecas en la cara
El mar se volvió mi patio
La playa es mi escondite preferido
No he usado agua caliente en semanas
Tengo pocas cosas y las uso diario
Encuentro arena en todos lados
En mi corazón probablemente ya corre agua salada
He escuchado más el canto de las ballenas que música en Spotify
Las olas me ven todos los días
La gente del muelle me saluda como si nos conociéramos de toda la vida
Esta es otra vida bien diferente a esa en la que tú y yo coincidíamos.
