top of page

Carta 11 desde Perú: Lo que pasa cuando ves a alguien más hacerse cargo de su don

  • Foto del escritor: Ana Sofía M.
    Ana Sofía M.
  • hace 7 días
  • 4 Min. de lectura

ree
ree
ree

Llevo 10 días en Perú y 9 navegando con ballenas jorobadas. Así se ven mis mejores sueños. No quiero que acabe la temporada, pero en una semana ya me tocará seguir hacia Ecuador. Se me acaban mis días de sirena, aunque ya vendrán más.


Mientras pensada de qué quería escribir esta carta sabía que hay un tema que me lleva dando muchísimas vueltas por la cabeza últimamente que es: No hacerte cargo de tu don.


No recuerdo dónde fue que escuché el concepto de “hacerte cargo de tu don”. Me hace más sentido pensar que cada persona tiene habilidades o algo que le hace especial más que pensar que tenemos un “propósito de vida”. Yo no creo tener un propósito. Mi trabajo no es mi propósito, y tampoco creo que la presión de sentir que tengo que buscar uno me haga llegar más rápido. Al contrario, le agrega una presión innecesaria, sobre todo a quienes somos multiapasionados o cambiamos de gustos por temporadas.


Lo que sí creo es que hay cosas en las que evidentemente tenemos talento, ya sea porque lo desarrollamos o porque lo traemos nato. Yo tengo una idea de cuál es mi don y tiene que ver con escribir, comunicar, viajar, explicar conceptos, lo visual, la estética. La idea que no me ha dejado tranquila últimamente y que vengo a confesar en esta carta es que vivo con la sensación de que no me estoy haciendo cargo de mi don.


ree

Siento que llevo muchos años usándolo para otras personas, para otros proyectos, siempre hacia afuera y nunca mucho para lo mío. Me falta disciplina y uso de excusa al tiempo. Nunca he logrado hacer con mis proyectos lo que hago con los de los demás. Me doy cuenta que tiene que ver con un síndrome de impostora que a veces se me cuela entre los sueños que tengo. Es más fácil hacerlo para los demás que poner la cara y el corazón tan público.


En las últimas semanas, he estado rodeada de mucha gente que me doy cuenta que están muy paradas en su don. Tanto en México como en Perú, he coincidido con personas que hacen y defienden lo que les gusta porque son innegablemente buenos en ello. En ocasiones les rodea la envidia y la crítica, y aún así están tan seguros de lo que hacen que nada los destantea. Tienen tan claro hacia dónde quieren que les lleve su don, que el ruido no les impide escuchar lo que ellos mismos quieren. Eso lo admiro, porque es algo que no siempre tengo yo.


Porque la verdad es que no he estado dispuesta a pagar el precio que viene con hacerme cargo de mi don. Sé que es una mezcla de procrastinación escondiendo miedo, dudas y, sobre todo, darle demasiado peso a la opinión externa.


No sé por qué me importa tanto ni por qué me preocupa tanto, pero siempre ha estado presente en mi vida. Desde que me di cuenta, he hecho un esfuerzo consciente para que no me paralice. Aunque lo tengo bien racionalizado, la práctica es otra cosa. Pienso en el peor escenario posible. Soy mi peor crítica. Me mido con la vara que creo que alguien más me va a poner, y no me doy respiro.


Así me quedo sin hacer mucho, sin armar los proyectos que he querido, sin ser constante escribiendo aquí, sin pitchear mis historias de viaje a publicaciones. A veces pienso que no estoy lista y siempre encuentro una excusa, un curso, una capacitación más para decir “ya con esto, ahora sí voy a estar lista”, y nunca me siento lista.



A la conclusión que llegue en estos días y por lo que no quería dejar de escribir esto es que, cuando tengo cerca gente que se hace cargo de su don, me dan ganas de hacerme cargo del mío. Por eso creo que es lo que voy a intentar. Ya me di cuenta de que prometerme ser constante y ponerme tantas reglas termina sofocándome y metiéndome en una olla de presión innecesaria. Si lo intento, aunque sea imperfecto, sin enfocarme en el resultado y solo para practicar, siento alivio.


Hacerte cargo de tu don da alivio, ese es el mayor indicador de cuál podría ser el tuyo si todavía no lo tienes claro. ¿Qué actividad, cuando la terminas, te da alivio, te regala dopamina, te hace sentir orgullo de haberla terminado?


Eso es lo que quería contar en esta carta, porque tal vez hay alguien más por ahí que le serviría un poquito de motivación para hacerse cargo de su don o tal vez ni había pensado que tenía uno y ahora este es un buen momento para pensar en eso.


Sí creo que es ese don el que te ayuda a entender si estás en el camino correcto, incluso si nadie más lo valida. Incluso si un día se te ocurre irte 15 días en medio de la nada para ver ballenas. Hay tanta gente a la que no le hacía sentido, a mí sí y ahora entiendo que TODO tenía que ver con mi don, aunque me costó trabajo ignorar tanta opinión externa.


Aquí estamos y ha valido todo el esfuerzo,


Con amor,

 
 
 

Contáctame

Escríbeme si te identificas con algo de lo que escribo o si te gustaría trabajar conmigo.

Para lo que necesites, estaré feliz de leerte. 

¡Tus datos se enviaron con éxito!

bottom of page