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Ana Sofía M.

Carta #8 desde el Perú: 31 recuerdos para despedirme de esta aventura. Todo lo que hice en 60 días de viaje por Perú.

Llegamos a la carta #8 desde el Perú, la última carta de esta aventura de 60 días.

Estoy a unas horas de irme de regreso a México, aunque siendo una versión muy distinta a la que se subió en un avión para volar a Lima hace 60 días.


No quiero que esto se acabe. Siento que hay tanto que me falta ver que 2 meses trabajando y viajando no fueron suficientes.

Tengo muchos sentimientos encontrados. Mi cuerpo anda cansado. Quien leyó la carta anterior se puede imaginar, pero lo he llevado hasta el límite. He subido una cantidad de montañas y lagunas que siento que voy a necesitar 2 meses más para recuperarme. He conocido a tanta gente y he tenido tantas despedidas que mi corazón ya se ha roto varias veces.

Estos 2 meses de prueba viviendo como nómada digital me enseñaron mucho. De mí, de mis límites, de lo valiente que puedo ser, de lo poco ligera que voy por la vida, de mis miedos, de los nervios, de cómo moverme, de lo espontánea que puedo ser, de la soledad y de aprender a atravesar la incomodidad, de lo mucho que me puedo enamorar, de la gente increíble que se cruza en el camino, de las invitaciones qué hay que saber aceptar, de la espiritualidad, de lo poco que me se cocinar, de TODO.


Estoy muy orgullosa de mí por quién he sido en este viaje y estoy inmensamente agradecida de todas las experiencias que he vivido. Me llevo tantas cosas en mi corazoncito que no sé si me alcancen las palabras, estas cartas, las fotos o conversaciones para explicar todo lo que en mí se ha movido.


Me preguntan mucho cuál es la parte que me ha gustado. No creo jamás podré contestar esa pregunta. Hay tanto y cada lugar es tan distinto que compararlos no hace sentido.


Viajar solita ha sido de un gran reto pero también de las satisfacciones más grandes que he sentido. No sé a dónde ni cuándo será el siguiente. Tengo algunas ideas pero creo que me tengo que volver a sentar a plantearme nuevos sueños.


Para finalizar esta carta, quiero hacer un repaso de cronológico de lo que viví por si a alguien le sirve para planear su viaje o si solo quieren emocionarse conmigo viendo fotos.

Gracias por ser parte de 60 días viajando sola por Perú...


  1. Llegar a Cusco sin tener muy claro qué iba a pasar, ni qué estaba haciendo. Con muchos nervios, comiendo sola la mayoría del tiempo e intentando acordarme de porqué tomé esta decisión.

  2. La montaña de los 7 colores y la vista al Ausangate que fue donde empezó mi obsesión por los Apus.

  3. Cruzarme con personas que pareciera que conocí de otras vidas, que me hicieron sentir como en casa.

  4. Entender la magia del Valle Sagrado del que todo mundo habla y que yo pensé que era mentira.

  5. Cumplirme el sueño de ir a Machu Picchu.

  6. Dar mi primer taller de creatividad en línea para el Club del Libro de Se Regalan Dudas.

  7. Enamorarme de Pisac, las ruinas de los incas y las huacas.

  8. Lecciones de humildad cósmica del Apu Ausangate, que aquí está la historia completa y el escrito que hice sobre las expectativas.

  9. Subir a la Laguna Humantay

  10. Vivir mi momento más Chamanes eléctricos en la fiesta del sol, con amigas que me llevó para toda la vida, en una ceremonia de mujeres en el corazón del Valle Sagrado de los Incas. Aquí está el escrito completo sobre aprender a tomar las oportunidades.

  11. Los colores y desfiles que me hicieron despedirme de Cusco.


  12. Flotar y ver las estrellas en el Lago Titicaca. Entendiendo lo ruda que es la vida y lo mucho que a veces necesitamos viajar para que se nos abran los ojos y el corazón. Más de eso en esta carta.

  13. Llegar a Arequipa y enamorarme de la ciudad de los volcanes.

  14. Compartir durante casi 3 semanas con mi amiga Birute, dándonos una hermosa vida, comiendo en lugares deliciosos, explorando la ciudad.

  15. Bajando y subiendo el Cañon del Colca en 3 días. Una de las experiencias más retadoras y demandantes de mi vida pero en la que el vuelo de los cóndores nos acompañó.

  16. Entender cómo es vivir en un monasterio.

  17. Seguirme enamorando de la naturaleza que rodea Arequipa, su volcanes, los salares, sus llamas, las alpacas, las miles de vicuñas.

  18. Vivir la muerte de mi computadora y unos días muy estresantes, para darme cuenta de que hay gente que se me cruza en el camino que tiene unas ganas desinteresadas de ayudar y un corazón gigante.

  19. El queso helado y los atardeceres.

  20. Volver a aprender a estar sola y a despedirme de las amistades que marcaron este viaje por completo.

  21. Los atardeceres en el malecón de Lima viendo a surfistas en correr en las olas.

  22. Conocer un grupo de personas durante la cena y 4 horas después reservar un viaje para ir con ellos al día siguiente a subir montañas. Estaba muerta de miedo, pero es de las mejores historias que tengo en la vida. Aquí escribí más sobre eso.

  23. Subir montañas sintiendo que no podía con mi vida pero con las vistas más increíbles que mis ojos han presenciado.

  24. Regresar a Lima y explorar toda la escena artística que tiene esta ciudad.

  25. Conocer personas que pusieron mi mundo de cabeza de la manera más inesperada.

  26. Tomar la decisión de un viaje de 2 días que parecía que no iba a resultar muy bien y que fuera una de las mejores experiencias.

  27. Ver lobos marinos y pingüinos de Humboldt en las Islas Ballestas.

  28. Divertirme y gritar a todo pulmón gracias a la adrenalina de un atardecer en el desierto de Huacachina. Bailar hasta más no poder en un Oasis.

  29. Tomar un vuelo sobre las líneas de Nazca y sentir que la muerte te acompaña de cerquita cuando uno de los pasajeros casi se muere. Entender que solo desde las alturas voy a darme cuenta que hay algo tan inmenso que tiene todas las respuestas a las dudas que por décadas hemos tenido, y eso inmenso es lo que nos hizo aterrizar a todos con vida.

  30. Regresar a Lima y ver atardeceres en las terrazas más lindas cerca del mar. Sin entender que se me iba a romper en el corazón un poquito en las despedidas que después vendrían.

  31. Agradecer y regresar con una sensación de que quiero seguir llenando mi vida de experiencias que me hagan sentir viva. Una vida llena de belleza, placer y buena compañía. Donde nunca pierda mi capacidad de asombro hasta por las cosas más sencillas.


Gracias por leerme durante estas Cartas desde el Perú. Llevaba años soñando con este viaje y por fin se hizo realidad.


Si hay algo que me gustaría que la gente sacara de esto es que, cumplirte tus sueños es de lo más satisfactorio que puedes hacer por ti, pero sobre todo, son esos momentos que te vas a llevar por siempre.


Yo me acuesto en las noches y hago un recuento de las cosas más extrañas que viví y aunque nadie más que yo lo va a entender, esos son los momentos que harán que al final de esta vida, vea que no me quede con ganas de nada.

Alguien especial me dijo en los últimos días: "Life favors the bold" y aunque al principio me pareció cliché, tenía la boca llena de razón. La vida siempre te recompensa cuando tomas riesgos, cuando haces algo con todo y ese nervio.


No me quiero quedar sin historias que contarme a mí misma de lo fascinante que hice mi vida, así que si tengo que ser nerviosa pero más bold, que la vida me dé su bendición, que eso es lo que haré.


Los escritos no acaban aquí. Regresamos a las Polaroids con escritos semanales hasta que haya una nueva aventura. Aquí te puedes suscribir para que no se te pase ninguno.


Con amor,


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Yorumlar


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