top of page
  • Ana Sofía M.

Al final de todos estos párrafos siempre encuentro un mapa que me regresa a mí misma...


Por fin me animé a publicar lo que escribo de manera muy personal. Esto que pueden leer hoy, es una carta a mí misma, de esas que me escribo cuando siento que algo en mí no está bien porque escribiendo me doy cuenta que lo que mi mente piensa no siempre es mío y lo dejo ir, ojalá haga por ti lo mismo.

 

Tiendo a dejar mi corazón cada vez que escribo. Las palabras empiezan a fluir como si el mundo se manifestara a través de lo que pongo en papel. Escribiendo veo respuestas que pareciera que siempre estuvieron ahí pero que jamás estuve dispuesta a ver. Al final de todos estos párrafos siempre encuentro un mapa que me regresa a mí misma, como si hubiera estado alejada por un tiempo y el universo me avisa que es hora de regresar a casa.


Casa siempre es y siempre será uno mismo, pero no todos sabemos estar en paz con quedarnos quietos en nuestro cuerpo. Nos espanta vernos tal cual somos y quedarnos en silencio. Nos pasamos vidas enteras buscando motivos para rellenar el silencio. Nos atrabancamos, nos queremos comer el mundo, vamos más rápido de lo que podemos pensar y ese espacio que es nuestro, nunca se llena.


Con el tiempo entiendes que ese espacio no está tan vació, solo falta pararse derecho para rellenarlo. Nos hacemos chiquitos para no ocuparlo porque nos aterra la idea de encontrar todo lo que necesitamos dentro de nosotros porque siempre no han dicho que tiene que llegar alguien más a completarnos.


Nos da miedo pararnos erguidos en ese vacío porque ahí es cuando nos damos cuenta que nuestros problemas no son tan grandes como los pensamos, que ya no hay nadie más a quien culpar por lo que sentimos y porque creemos que quedándonos inmóviles en nuestro cuerpo, nos estamos perdiendo de la vida, cuando la vida es lo que está pasando dentro de ese lugar que nos resignamos a ocupar.


Con amor,




46 visualizaciones

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page